jueves, 13 de mayo de 2010

CONTAMINACION POR VEHICULOS AUTOMOTORES TERRESTRES

Prof. Carlos Sarco Lira

Altos índices de contaminación atmosférica se registran en numerosas ciudades de diferentes países, con un elevado número de habitantes. Ejemplo de ello son Ciudad de México, Pekin, El Cairo, Yacarta y Los Angeles. En ellas es denominador común la gran cantidad de habitantes, un enorme parque automotor, y plantas industriales en los suburbios. A consecuencia de estos factores se registran altos niveles de monóxido de carbono, óxido de nitrógeno y de dióxido de sulfuro y de carbono.

Los motores que impulsan a los automóviles, camiones, autobuses y motocicletas realizan una combustión incompleta del combustible con que se alimentan y los residuos de esta combustión son lanzados al exterior a través del sistema de escape. Aun en el caso de que todos los componentes del auto funcionen a la perfección este siempre va a generar elementos polucionantes. La cosa empeora cuando además de los volúmenes contaminantes que corresponden a ese funcionamiento normal se le agregan desperfectos que incrementan la cantidad de gases y partículas sólidas que son arrojadas al exterior por los vehículos.


Los vehículos que tienen un desgaste acentuado en las partes del motor o que no han sido debidamente entonados arrojan mucho humo por sus tubos de escape y generan una contaminación cientos de veces superior a la que les es normal. Hay dispositivos electrónicos, tales como opacimetros y gasometros que permiten evaluar la composición y el volumen de los gases residuales que son arrojados por los sistemas de escape de los vehículos.

Los motores que funcionan con gasoil generan mayor cantidad de contaminantes que los que emplean gasolina y estos a su vez son mucho más contaminantes que los que son impulsados por gases derivados del petróleo. El aprovechamiento eficiente del combustible es la clave para disminuir los niveles de contaminación generados por vehículos automotores. En Brasil se está realizando un ensayo con unidades de transporte público dotadas de motores impulsados por hidrógeno obtenido a partir de la descomposición de agua corriente. Estos vehículos en vez de contaminar liberan oxígeno en la atmósfera.

Los efectos de este tipo de contaminación se hacen sentir en la salud del hombre, principalmente por el incremento de las afecciones respiratorias y por el impacto que ocasiona en las estructuras cerebrales la presencia de moléculas de monóxido de carbono desplazando al oxigeno en la sangre que lo irriga. Los niveles habituales de contaminación en la ciudad nos ocasionan dolores de cabeza y nauseas. Cuando la ingesta de estos gases por el hombre se da en locales cerrados el daño es mortal. En el ambiente el impacto de mayor fuerza es el incremento de los gases del efecto invernadero en la tropósfera, con su consiguiente impacto en el recalentamiento global.

Las autoridades locales, los consejos comunales y las organizaciones ambientalistas deben coordinar esfuerzos para realizar campañas de prevención y de educación en relación a este grave problema. El primer objetivo debe ser que los vehículos que son utilizados para fines comerciales como transporte de carga o de pasajeros no puedan circular en la ciudad si sus emisiones de escape superan los niveles de tolerancia que se han establecido a esos efectos.

Todo vehículo que transite por nuestras calles y avenidas debe ser chequeado con un analizador de los gases de escape y al que supere los límites de tolerancia se le debe dar un plazo para efectuar las reparaciones del caso y regresar a un nuevo chequeo. En caso de incumplimiento se debe prohibir la circulación del vehículo en el ámbito del municipio. Ningún vehículo debe contaminar mas de la cuenta pero es especialmente grave que aquellos que son utilizados comercialmente contribuyan a disminuir la calidad de vida de los ciudadanos como las busetas que circulan por las calles lanzando sin consideración verdaderas nubes de humo sobre la humanidad de los peatones..

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