miércoles, 1 de octubre de 2008

AMENAZA DE INUNDACIONES Y DESLAVES EN TURMERO Y PAYA


Las características naturales del espacio geográfico en los Valles de Turmero, constituyen una amenaza para los urbanismos ubicados a lo largo de los cauces de los ríos y quebradas que conforman la cuenca del Río Turmero la cual comprende también a los ríos Pedregal, Polvorín y Paya. Estos ríos, de cortos recorridos, pronunciadas pendientes, que corren sobre suelos sobresaturados de humedad, confluyen, en la entrada de Guayabita, para formar el Río Turmero. Cada río tiene su propio valle y su propio sistema de captación del agua proveniente de cursos naturales y cauces de escorrentía. Entre los tres recogen toda el agua que cae en una zona de más de 200 Kms² y la conducen violentamente hacia Turmero. Es decir, en estado natural, sin que la mano del hombre se ensañe con el ambiente, ya existe, en esta zona, una seria amenaza de desastre natural. Desde hace más de dos décadas lo hemos venido advirtiendo.

Desde Turmero hasta el Lago de Valencia o hasta el embalse de Taiguaiguai la pendiente es escasa y las aguas corren lentamente, las inundaciones que se presentan en esta zona son originadas por el desborde del río. Esos sectores corresponden a la cuenca baja del Río Turmero. Pero desde los nacientes, en las montañas, hasta la ciudad de Turmero, las aguas bajan desde 2.000 metros de altura hasta 440 en un recorrido de, aproximadamente, 13 Kms. Esa diferencia de altura determina una pendiente de casi 20% lo cual le confiere a las aguas una gran velocidad y una alta capacidad de arrastre. Esta zona la hemos denominado cuenca media y alta del Río Turmero.

De los tres ríos el más largo y el que tiene los nacientes más altos es el Río Paya. Es, además, el que presenta la mayor pendiente en su escorrentía. Debido a esa pendiente, la cual calculada desde los nacientes hasta Rosario de Paya es de casi 30%, los ríos y quebradas, cuando crecen, se convierten en verdaderos torrentes que amenazan con arrasar con cuanto encuentran a su paso. Para esta zona la amenaza de mayor envergadura esta determinada por el alto grado de humedad existente en las cercanías de los nacientes ya que la terrible combinación de un suelo húmedo y unas pendientes que en algunos casos son superiores a 45%, son un detonante para generar deslaves.

Si durante una lluvia prolongada sobre la montaña se genera un deslave o una inundación torrencial tipo Vargas, los urbanismos de la Parroquia Pedro Arévalo Aponte estarían atravesados en la ruta de los torrentes y podrian resultar seriamente afectados. Además, allí podría establecerse el cono de deyección de las torrenteras. Un evento de este tipo afectaría también, con mucha intensidad a la ciudad de Turmero, especialmente a las viviendas construídas sobre la planicie de inundación del río.Esta peligrosa situación ha existido siempre, la amenaza es real, y en algunas ocasiones ha cobrado sus víctimas.

Cuando estamos en presencia de una amenaza natural lo sensato es tratar de reducir la vulnerabilidad de las personas y de los urbanismos e impedir, por todos los medios, que empeoren las cosas. Aquí hacemos todo lo contrario: conocemos la existencia de la amenaza pero seguimos construyendo urbanismos en la zona de desastre. Y, sobre todo, lo mas grave, permitimos que se quiebre el equilibrio ambiental de la zona de nacientes y, por supuesto, las cosas empeoran dramáticamente. :os estamos refiriendo, de manera especial a los dos focos de invasión instalados entre el lindero del Parque :acional y el límite de Mariño con Tovar. Esa situación persiste desde 1.999 y para que se tenga una idea de la magnitud del ecocidio, una comisión de Imparques determinó en el año 2000, hace ocho años, que habían sido arrasadas veinte hectaréas de vegetación arbórea en el ecosistema de bosque nublado. Desde ese momento, hasta el sol de hoy, ni un solo día han dejado de talar y quemar. Es posible que, la zona devastada sea superior a 100 Hectáreas.

Al carecer de su triple cubierta vegetal de árboles, arbustos y hojarasca es fácil que el suelo, ante una lluvia intensa, se licue y se deslice por la pendiente del cerro dando origen a deslaves y torrentes. En el sector Las Luisas, ya se produjo un microdeslave que derrumbó casi 70 metros de la via comunal, gracias a Dios fue en verano y el material se estabilizó. A esa zona la llamaron “El Derretido” por el parecido que tenía, visualmente, el deslave con el helado derretido de una barquilla.

Todas las autoridades que tienen que ver con el asunto estan debidamente informadas de este ecocidio. El Ministerio del Ambiente, El Destacamento 21 de la Guardia Nacional y la Fiscalía Novena tienen expedientes administrativos instruídos al respecto. Pero la alcahuatería, la complacencia, y la politiqueria han evitado que se tomen las medidas que el sentido común y las leyes indican: Las cuencas altas productoras de agua están protegidas por la Ley de Suelos y Aguas, los bordes del Parque :acional están protegidos por un Decreto Presidencial y el resguardo de los bienes, de las casas y de las vidas de más de 300.000 personas que vivimos aguas abajo, es un problema de SEGURIDAD DE ESTADO. En consecuencia, esas tierras no deben soportar la presión de pobladores que lancen sus excretas en los cursos de agua, que talen y quemen la vegetación, que depreden la fauna silvestre y que
propicien la generación de torrentes y deslaves al dejar sin protección el suelo.

Sobre esas tierras no pueden emitirse cartas ni créditos agropécuarios y mucho menos créditos para desarrollos turísticos o microempresariales. Además, es necesario reubicar a esas personas en tierras productivas, donde puedan realizar su trabajo sin lesionar a los demás, y decretar la ampliación de los límites del Parque :acional Henry Pittier para proteger la cuenca alta del Río Paya. Esta es la mejor fórmula para mitigar las severas consecuencias del desastre natural que se cierne sobre la zona.